LOS PIONEROS DE LA FOTOGRAFÍA EN ESGRIMA

Harold Edgerton, padre de la  fotografía de esgrima en movimiento.

Ya os hablamos de él en nuestro artículo de “Los mejores fotógrafos de esgrima“, debido a la estrecha relación que tuvo con la fotografía y, más adelante, con la esgrima.

Harold Eugene Edgerton (6 de abril de 1903, Fremont, Nebraska – 4 de enero de, Cambridge, Massachusetts) es, para muchos, el padre de la fotografía de alta velocidad. En 1926, mientras estudiaba en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, consiguió desarrollar una lámpara que daba destellos de luz de gran intensidad, lo que viene siendo el primer flash. Además, mediante la utilización del estroboscopio,  pudo hacer que esos destellos se repitieran hasta 120 veces por segundo, pudiendo captar diferentes fases de un globo explotando, de una bala atravesando una manzana, de una gota cayendo, o de los movimientos de un tirador de esgrima y otros deportes. ¡Y todo esto hace casi 80 años! Sus fotografías fueron consideradas a la par como avances científicos y como arte. Por ello fueron publicadas en la revista LIFE, e incluido en exposiciones de fotografía en galerías de arte. Recientemente la revista TIME incluyó su fotografía “Milk Drop Coronet” entre las 100 fotografías más influyentes de la historia (os recomendamos no pasar por alto este link) Al final del artículo podréis ver una muestra de sus mágicas fotografías.

Gjon Mili, su discípulo en la fotografía 

Gjon Mili (28 de noviembre de 1904 – 14 de febrero de 1984). Conoció a Edgerton en 1937 mientras estudiaba, también, en el Instituto Tecnológico de Massachusetts. A partir de ahí se interesó por la fotografía y se dedicó a ella de lleno. Sus fotografías parecen continuar y completar el trabajo de Edgerton, ya que tratan de captar objetos en movimiento. Un buen ejemplo son sus instantáneas sobre esgrima que son capaces de captar los elegantes movimientos de las armas y los tiradores. Unas de sus creaciones más conocidas son las de Pablo Picasso dibujando con una pequeña linterna en el aire, inmortalizando al artista pintando sus obras más efímeras. Trabajó para la revista LIFE  toda su vida, y hasta dirigió dos cortos sobre el Jazz: Jammin’ the blues e Improvisation.